Viaje a Marte

2005, 15 min

Cortometraje de muñecos de plastilina realizado en stop motion, y guionizado a la par por Juan Pablo Zaramella y Mario Rulloni, a partir de una anécdota de este último. El cortometraje narra una historia universal de ciencia ficción aderezada con rasgos de la cultura y tradición argentina.

Antonio es un niño que desea ir a Marte y su abuelo lo lleva en una vieja camioneta con una normalidad tan evidente que se duda de la veracidad del lugar, pese al aspecto marciano. Años más tarde el mismo Antonio, ya adulto y descreído de las historias del pasado, se dirige a hacer un servicio que lo conduce al mismo lugar de su infancia, minutos más tarde los astronautas de la NASA aterrizan frente a sus ojos.

Pese a lo universal de su lenguaje, el animador utiliza multitud de rasgos identitarios argentinos que pueden advertirse en el lenguaje, el puesto de empanadas, la música diegética, o incluso el paisaje que podría confundirse con el Valle de la Luna en la provincia de San Juan o Parque Nacional de Talampaya.

Zaramella demuestra dominar los tropos de la ciencia ficción, al tiempo que la narrativa clásica cinematográfica capaz de retener las expectativas del espectador hasta el último momento.

La historia aparentemente ingenua y contada desde la inocencia infantil, esconde multitud de lecturas que hacen de este cortometraje una historia que atrapa desde el comienzo. Una vez más Zaramella despliega su narrativa con un humor fino e ingenioso, tierno y mordaz, según se profundice en ello. Viaje a Marte pone en contraste la infancia frente a la edad adulta, los sueños frente a la resignación, el sur frente al norte, la ruta 66 frente a las expediciones en el espacio exterior, la humildad y la cotidianidad, frente al desarrollismo y la tecnología elitista, el poderío americano frente a la identidad argentina, pudiéndose interpretar incluso como una sutil pero incisiva crítica al colonialismo, que ridiculiza al que “descubre” y empodera a quienes ya estaban allí.