Cortometraje de tan solo tres minutos de duración en el que una monja mojigata pero curiosa se atreve a descubrir el lado oscuro lanzándose a lo desconocido a pesar de sus consecuencias. El animador saca el máximo partido a las líneas gráficas, las formas y las masas de color, recurriendo la esencia de lo cómico, el surrealismo y la simplicidad, pero sin renunciar a la expresividad y a interpretaciones más agudas cargadas de crítica hacia la religión.