Primer cortometraje de Juan Pablo Zaramella, realizado en stop motion con personajes de plastilina. Narra, en clave de humor, las extraordinarias hazañas del faquir Fahaki Ayunanda, quien tras días de ayuno y meditación es capaz de triturar su cuerpo en una licuadora y volver a la vida. El cortometraje, pese a estar hecho con una gran economía de medios, no escatima en expresividad.